Cours camarade, le vieux monde est derrière toi

La ley de la gravitación

 
Hay una rueda, grande y redonda como una promesa de infancia.
Gira lentamente sobre su eje, su movimiento es regular y continuo como
si una mano divina, le hubiera regalado el don del eterno movimiento.
Se siente dichosa por ser duradera en su circular andadura, pero por las noches
se sumerge en unos preocupantes océanos de preguntas sin respuestas.
Quiere averiguar, cueste lo que cueste, si el bucle es el más vital de todos los caminos.
Se inquieta sobremanera cuando, en la oscuridad, observa al frágil ratón que recorre
de punta a punta el destartalado cobertizo, en unos cortísimos desplazamientos de
rumbo siempre cambiante.
Busca seguridades en los ojos de un gato cazador que acecha al incansable roedor.
Se reconforta deseándole un negro futuro a aquél que no sabe quedarse en su sitio.
Y mientras ella sigue y sigue dando vueltas sobre si misma, la vida imparable también, discurre
a su alrededor.
Conoció a muchos ratones y  a otros tantos gatos, acogió bajo su techo a unas 
golondrinas que, año tras año, volvían para esparcir sobre ella y con sus alas
unos perfumes que le invitaban a amar las primaveras.
Escuchó como caía una lluvia y cómo soplaba un viento que no conseguían contrariar en nada
su incesante movimiento.
Se sentía fuerte y segura, hasta el día en el que pasó esa algodonosa nube que le contó
sus viajes hacia unos lejanos y deslumbrantes horizontes.
Intentó darse velocidad, pensando -la insensata- que así podría despegarse para siempre
del polvo y de la paja con los que cohabita desde que nació.
En su loco intento por alcanzar imposibles sueños, va hundiéndose inexorablemente en el
arcilloso suelo, vacila por unos momentos, piensa su futuro por unos instantes.
Solo existen dos alternativas, cuando se es tiovivo que no puede parar:
seguir con su -para siempre- ritmo cansino de carrusel o acelerarlo hasta que algo diferente ocurra.
La solución es obvia y el riesgo (piensa ella ahora) insignificante…
Siglos después, y tras cruzar los inescrutables, tenebrosos y abrasadores abismos de la tierra, un 
jovén neumático jipiolo, la encontraría girando alegremente sobre la arena blanca de una playa de Polinesia..
 
joss, La Rueda

 

 

 

 

 

 

Manual del buen autista (vocacional y/o circunstancial)

 

 

Capítulo 1   Preparativos

 

Información importante

 

 Sin ilusiones no hay desilusiones.

 

 

Capítulo 2   Instalación inicial

                                                          

      – No esperes nunca nada de nadie

      – Aprovecha todas las oportunidades para conseguir que te cuelguen la etiqueta de “Loco”.

      – Existen mundos mejores, guárdalos para ti en tu propia cabeza.

 

Capítulo 3   Uso de tu mecanismo

 

       – Desconfía de la palabra ajena, normalmente ya suele estar empeñada.

       – Haz oídos sordos a quienes hablan por hablar.

       – Sí quieres que te cuenten películas, pide explicaciones.

       – No escuches a aquellos que se justifican cuando nada les pedistes.

       – Déjate de duelos retóricos, tú no tienes que convencerte de nada, y menos pensar que a estas

         alturas, todavía puedes convencer a alguien.

         No intentes impedir que la gente se equivoque, no lo conseguirás.

          Los demás usuarios preferirán “meter la pata” solos, antes que acertar gracias a ti (o a otro).

       – Guarda tus consejos para ti, nadie los escuchará, salvo que cobres por ellos…

      

Capítulo 4   Otros usos de tus mecanismos

 

       – No hables si puedes callar.

       – No escuches cuando sólo basta con oír.

       – No muevas ni un dedo si sabes que no servirá de nada.

       – Enfádate lo menos posible, porque luego tendrás que hacer grandes esfuerzos para desenfadarte.

 

Capítulo 5   Garantía

 

 Si aún así, sigues intentando quedar siempre por encima de los demás, pensando que tus razones valen más

que las suyas, no dando nunca tu brazo a torcer y entrando a todos los trapos con los que te encuentras, es que tu

 mecanismo tiene una grave disfunción.

Contacta con el servicio técnico oficial más cercano (no cobro desplazamientos para las féminas…)

 

Joss 

 

3 comentarios

  1. gOtaSmaR

    genial!!!!! de acuerdo en cada punto que has mencionado….solo hay una cosa en mi caso, no soy de las que me cuesta desenfadarme la verdad, normalmente se me va la fuerza por la boca y se me pasa en un pis pas solo hay algo que no haré jamás la de "sin ilusiones no hay desilusiones" es cierto, pero para mi es necesario….algo que tendré en cuenta siempre "Sí quieres que te cuenten películas, pide explicaciones"….en definitiva loco, que estarás en el kaos pero con una coherencia que hoy me ha flipado…un beso joss…no conozco ningún servicio técnico cachisssss

    1 abril, 2010 en 21:44

  2. c

    ¡cuánta soledad!bicos de reserva o meu amigoc.

    3 abril, 2010 en 11:47

  3. Uturunka

    Soy autista vocacional.Besos desenfadados.

    2 May, 2010 en 12:08

Deja un comentario